El uso de cadáveres con fines académicos es una práctica para la Escuela de Medicina del Instituto Politécnico Nacional desde más de 30 años.
Así se prepara a los futuros médicos en la práctica quirúrgica y el conocimiento anatómico del cuerpo humano.
“Alguna complicación quirúrgica en una mujer puede obligar al cirujano a pinzar la arteria interna para evitar que muera, con eso se salvan muchas vidas, no se puede hacer en un domy, no se puede hacer en un simulador, se tiene que hacer en lo más cercano a un sujeto vivo que es un cadáver humano”, Dr. Mario Macías, Coordinador de Ciencias Morfológicas de la Escuela de Medicina, IPN.
El anfiteatro de la Escuela de Medicina tiene capacidad para albergar hasta 25 cadáveres para uso académico.
Al no ser identificados ni reclamados, el Servicio Médico Forense otorga el depósito de los cuerpos a las universidades.
Cuando llegan, se les registra en bitácoras electrónicas y escritas, se les realiza una ficha de identificación y se embalsaman.
“Ya una vez terminado este proceso se depositan en unas tinas de conservación, están en inmersión en una sustancia que conserva por mucho más tiempo al cuerpo en perfectas condiciones, está muy bien hidratado y posteriormente conforme se van estableciendo el número de grupos de acuerdo a la programación que se hace por las autoridades del Instituto y de la Escuela, entonces nosotros determinamos cuántos cuerpos vamos a disponer para trabajar a lo largo del semestre”.
Por semestre se pueden tener hasta 17 grupos y se pone a cada uno de ellos un cadáver para estudio.
La Escuela tiene un periodo máximo de 11 meses para conservar los cadáveres, pasado ese lapso los tiene que depositar en la fosa común.
“Hacemos todo un procedimiento administrativo para que se nos permita en el Panteón Civil de Dolores llevar a la inhumación de estos cuerpos, entonces se hacen los escritos pertinentes, se hace una cita con el encargado del panteón para que nos den el espacio y el tiempo y entonces llevamos en nuestro transporte los restos humanos y los disponemos en la fosa común”.
Los estudiantes de medicina aprenden de anatomía humana.
Se les enseña la estructura ósea del cuerpo humano, incisiones en la piel, músculos, arterias, nervios, entre otros.
“Para nosotros esto es un plus el contar con un cuerpo humano, es lo más semejante a nosotros. Los modelos anatómicos también se parecen mucho, pero son de plástico o son de tejido que no son humanos, son tejidos artificiales, que por más que simulen el tacto que nos da tener músculo hidratado en un cuerpo humano, tenerlo aquí y que el alumno lo toque, sienta la consistencia de una arteria, un nervio, una vena, la profundidad, etc, no se compara con mucho el contar con este elemento”.
Incluso hospitales como el De la mujer solicitan a la Escuela de Medicina del Politécnico realizar prácticas con los cadáveres para alguna cirugía complicada.
Si en el tiempo en que alguno de los cadáveres que son materia de estudio académico es reclamado por la familia, se realiza un procedimiento administrativo para la entrega.
En ocasiones, acuden instituciones a los archivos del plantel en búsqueda de personas desaparecidas.
“Al familiar se le explica que el cuerpo lo tenemos aquí y que en un momento dado pudo haber estado siendo trabajado que son abordajes anatómicos, que el cuerpo está siendo utilizado porque nos lo permite la ley para la enseñanza y la investigación, entonces si está en la sala se retira el cuerpo”.
Para la reclamación de un cuerpo se realiza a través del Servicio Médico Forense, los familiares se lo pueden llevar a través de una agencia funeraria para la inhumación o cremación.
Forenses, médicos, peritos y académicos coinciden en que es indispensable contar con cuerpos humanos para estudio, de tal manera que los estudiantes egresen preparados para la atención médica a la población.
A pesar de ser una práctica legal y académica, la Universidad Nacional Autónoma de México no quiso fijar postura en torno al manejo de cadáveres en su Facultad de Medicina.
Martha Rodríguez
@marthaarod