Es la plaza más importante y representativa de nuestro país.
Sus orígenes se remontan a la fundación de México-Tenochtitlán, en el año 1325.
“Los Aztecas fundan un centro regional, fundan la gran Tenochtitlan y de esa misma manera fundan un centro de comercio, porque a la gran Tenochtitlan ocurrían los tributos, las mercancías de toda la región del Valle, los cinco lagos”, Mauricio Trápaga, Historiador UNAM.
Con la caída de la gran Tenochtitlan, Hernán Cortés mando construir una plaza mayor, aprovechando la estructura urbana de ciudad.
“Cortés tenía interés en que se levantara la ciudad española exactamente sobre el poder mexica, para aprovechar el simbolismo que tenía”, Ángeles González Gamio, Cronista del Centro Histórico.
Durante la Época de la Colonia, la Plaza Mayor sufrió varias modificaciones.
Sobre ella se construyó un cuartel de caballería, que después se transformó en el mercado “El parián”, que posteriormente fue invadido por vendedores ambulantes.
En 1794, el Virrey Miguel de la Grúa mandó construir una estatua ecuestre del Rey Carlos IV, que posteriormente fue retirada con el triunfo de la independencia.
“Como sabemos se cambia, se quita de ahí, dijeron no vamos a dejar a Carlos IV y se pasa al patio de la Universidad”.
Fue en 1813 cuando la plaza recibió el nombre oficial que tiene hasta la fecha.
“Va a recibir el nombre de Plaza de la Constitución en 1813, bajó el gobierno del Virrey Calleja, en mayo de 1913 se jura la Constitución de Cádiz, que como ustedes recordaran es la primera Constitución liberal”, Mauricio Trápaga, Historiador UNAM.
En 1842 el Presidente Antonio López de Santa Anna ordenó despejar la plaza para construir un monumento a la independencia.
Una estructura similar a la que posteriormente se construyó en la avenida reforma.
“Se empieza a construir el proyecto ganador, pero nada más se alcanza a construir el primer basamento o zócalo… Se queda sin construir ahí el zócalo durante 20 años en esa plaza y la gente se acostumbra a llamarle la plaza del Zócalo”.
La Plaza de la Constitución fue testigo de una de las principales derrotas que vivió el México independiente.
“Esa Plaza tristemente vio la invasión norteamericana, cuando se instalaron en Palacio Nacional, vio la bandera norteamericana ahí”, Ángeles González Gamio, Cronista del Centro Histórico.
A finales del siglo XIX la Plaza de la Constitución o Zócalo lució un nuevo rostro.
Se instalaron jardines, un kiosco, varias fuentes y una estación de tranvías.
“Fue en 1958, durante el gobierno de Ernesto p. Uruchurtu, cuando la Plaza de la Constitución adquirió el aspecto que conserva hasta nuestros días”.
Desde entonces luce una plancha de concreto de 46 mil 800 metros cuadrados, con un asta bandera en el centro.
Ha sido escenario de celebraciones patrias, desfiles, plantones, eventos artísticos y hasta espacio para una pista de hielo monumental.
Aún así conserva la belleza que la ubica como la tercera más importante del mundo.
Juan Carlos González