No existe una varita mágica para resolver el problema de la criminalidad.
Índices delictivos que tampoco pueden abatirse vía reformas a la legislación penal.
Consideró el catedrático de la Universidad de Zaragoza, Luis Gracia Martín.
“El derecho penal contra lo que se quiere hacer creer, sobre todo por el populismo político, yo diría populacherismo político más bien, el derecho penal no puede solucionar todos los conflictos y todos los problemas sociales”.
Durante el curso sobre el nuevo sistema acusatorio, descartó que la imposición de penas más severas resuelva el problema.
Sanciones motivadas por cuestiones más emocionales, que racionales.
Las cuales, no reparan el daño ocasionado y si dañan la dignidad de la persona.
“Parece ser que está comprobado, que un aislamiento, la reclusión, la privación de libertad, en suma de una persona, por un periodo que puede oscilar entre los 10 y los 12 años, ya deteriora de un modo irreversible su personalidad, de manera que se hace irrecuperable”.
En este curso se ha dejado de manifiesto que el nuevo modelo, no será tan ágil como se espera.
Habrá saturación de juzgados y muy pocos asuntos de competencia federal tendrán salida vía la mediación.
“Tal vez al fuero común si le podría servir, para pequeños robos sin violencia, etcétera, etcétera, pero yo insisto en materia, materia federal por los propios asuntos que llevan, sería prácticamente, prácticamente imposible”, Edgar Iván Colina Ramírez, Catedrático Universidad de Sevilla, España.
Modelo acusatorio cuyo propósito, es abatir costos y elevar la eficiencia de la justicia penal.
“Sin embargo, el procedimiento penal, pues va por otros causes que la simple, pretensión punitiva, se quiere establecer un paradigma de coste y eficacia”.
Sistema cuya pretensión es abatir la impunidad y los índices delictivos; salvaguardar los derechos de la víctima y agilizar la impartición de justicia, pero que en la práctica habrá de enfrentar muchos obstáculos.
José Luis Guerra García