Corrupción y tráfico de influencias, son recurrentes en las playas del país.
Lugares, en donde se negocia de manera ilegal, con concesiones y permisos, para la explotación de distintos negocios.
Por ejemplo, en Puerto Morelos, Municipio de Cancún.
En donde en las playas públicas, se ha desatado un conflicto entre comerciantes del lugar.
Quienes, se acusan mutuamente de prácticas ilegales que afectan sus respectivos negocios, mismas que piden, sean sancionadas.
Iván Hernández, es empleado de un restaurante en el lugar, quien denuncia que el negocio de masajes aledaño, genera prostitución, lo que aleja a los turistas de su negocio.
“No pues hay un pequeño problema, la gente cuando viene, lo que pasa que esta playa es pública no, y a veces mucha gente se, no deja que la gente se acueste en privado, quiere tomar la playa privada”.
Asegura, que la propietaria del lugar de masajes no permite el uso de la playa, lo que propicia que inhiba el flujo de turistas.
“Si porque, se le trata mal, se les corre, a la gente no, con groserías, creo que no debería ser así, porque es una playa pública para toda la comunidad”.
Sin embargo, la propietaria del negocio de masajes, Leonor Méndez, acusa a su adversario de no contar con los permisos para a operar.
“En ellos no tienen título de concesión, no tienen permiso, están totalmente irregulares, están en un lugar, como ustedes pueden ver allá arriba, rellenaron con la arena, que ustedes saben que es un delito federal, el que agarren un gramo de arena para rellenar un terreno, que era un terreno baldío y aparte de eso están ejerciendo el comercio de un restaurante sin haber hecho las modificaciones al uso de suelo, porque esos terrenos que están allá arriba son de uso residencial”.
Afirma, que el propietario del restaurante, además realiza otros negocios ilícitos con total impunidad, pues presume estar protegido por caciques del lugar.
“Yo me estoy movilizando con todas las autoridades y este espero ya tener resultados pronto, incluso, en la PGR porque este señor también es, hay narcomenudeo allí, y eso se lo digo porque a mí me consta”.
Ella, afirma tener su concesión para operar un club de playa, que comenzó con una carpa para dar masajes a los turistas.
Misma que le fue otorgada por un plazo de 15 años y por la cual, debe pagar un derecho al Gobierno Federal.
Actualmente en Quintana Roo el 50 por ciento de las playas se encuentran concesionadas.
Zona en la que se da el tráfico de concesiones, mismas que se obtienen en 50 mil pesos y se revenden en varios millones de dólares a hoteleros.
José Luis Guerra García