El golpe de Estado en Egipto representa una alteración al orden social y jurídico en ese país.
Una vez que el Ejército depuso al presidente Mohamed Mursi, que había sido electo democráticamente, su constitución quedó suspendida.
“La implicación fundamental es que tienes a toda una población viviendo sin un orden constitucional estable”, José Antonio Caballero, Investigador CIDE.
“Lo que está pasando en Egipto es muy grave y hay una ruptura del orden constitucional y una ruptura del orden social… Dan cuenta de que la sociedad no ha sido suficientemente tomada en cuenta en esas transiciones, pensábamos que ese detonante de Egipto de Mubarak, de hace algunos años iba a caminar por otro lado, pero parece que hay un arropamiento otra vez en la cúpula”, José Luis Caballero, Catedrático Universidad Iberoamericana.
En la teoría clásica del constitucionalismo se entiende a las constituciones con un carácter de existencia continua.
“Todas las constituciones suelen tener cláusulas que están diseñadas para mantener la vigencia del orden constitucional, cuando tu suspendes una constitución estás en una situación de facto, te sales de lo que formalmente de lo que puedes considerar como un estado constitucional y se puede entender que el Estado se encuentra a la deriva”.
Desde la perspectiva de los derechos fundamentales, la base para protegerlos queda en suspenso.
“A partir de eso lo que tienes es un régimen discrecional de protección o de garantías a las personas, pero es discrecionalidad absoluta y esa es la raíz de todo el problema”, José Antonio Caballero, Investigador CIDE.
En este caso de suspensión de la Constitución, hay derechos que no se suspenden.
“Tendría que ver que hay derechos no suspendibles para empezar, de acuerdo con los tratados internacionales de derechos humanos, de acuerdo con el orden internacional general, hay normas imperativas de derechos internacional que incluyen una serie de derechos no suspendibles y eso debería ser lo primero a tomar en cuenta y luego alguna entrada de la reglamentación internacional en materia de conflictos”, José Luis Caballero, Catedrático Universidad Iberoamericana.
Lo que se va a tratar, explicaron especialistas, es legitimar de alguna manera la generación de autoridades para reivindicar el movimiento para deponer al presidente.
Mario López Peña