
Alina Morones Mendoza, Ingeniera Geofísica.
Ella es Alina, tiene 28 años y se acaba de titular como ingeniera geofísica en la UNAM.
Pero su mayor mérito es que Alina es sorda.
Nació con hipoacusia profunda, es decir, sordera total, pero eso no fue un impedimento para que Alina haya dedicado su tiempo al estudio.
“Para mí es más difícil cuando los profesores hablan mucho, o no abren bien los labios y algunos profesores que tienen bigote les tapa la boca, me ha costado mucho trabajo”.
Con terapias de lenguaje, aprendió a leer los labios y a hablar.
Tan sólo en la primaria sufrió discriminación por parte de sus compañeros, pero para evitarlo, en el resto de los niveles escolares, Alina ocultó su sordera.
La ayuda de sus papás, la familia Morones Mendoza, fue fundamental para que ella concluyera sus estudios.
“Cuando hay un hijo con alguna discapacidad, es cuando las familias más se desintegran aquí no, aquí tratamos de apoyarla, de ser más unidos, no de que fuera diferente en nuestra casa sino que fuera exactamente igual, el apoyo de una madre siempre es fundamental”, Elba Mendoza, Madre de Alina.
Su mamá, fue su maestra en dos años de la primaria, pero Alina, demostró que podía sola.
“Siempre que se sacaba un 7 o 6 en la secundaria llegaba llorando y me decía, por qué un 7, porque no escucho verdad?… porque el maestro se volteó, porque perdí la información, no hija, y me obligaba porque así lo podría decir, estudia conmigo, repasa conmigo”.
Se inclinó por la geofísica debido a que su discapacidad le dificulta carreras de ciencias sociales, donde hay lecturas y debates.
En cambio, con la física y las matemáticas, ella pudo salir adelante.
Alina sigue con sus sueños, desea trabajar y estudiar otra carrera.
«Voy a buscar en cualquier compañía, en cualquiera, pero me gustaría trabajar en una compañía petrolera”.
Aconseja a quienes se encuentran en su situación, no dejarse vencer por la discapacidad.
“Todos tenemos problemas, algunos mayores, algunos menores; sin embargo, hay que salir adelante, hay que salir adelante estudiando y comprometiéndose a ser mejor”.
En México se estima que 500 mil personas padecen sordera, la mayoría no llega a cursar la educación media superior y superior.
Martha Rodríguez