Reforma penal y sociedad civil
15/07/2014 Deja un comentario
El nuevo sistema penal acusatorio busca renovar al sistema de justicia, además de erradicar impunidad y corrupción, se dijo en un coloquio sobre el tema.
Sin embargo, los participantes alertaron que en las entidades en donde ya opera en el nuevo modelo penal, prevalecen vicios del sistema tradicional.
“Si bien la reforma vino a traer una renovación clara y amplísima del marco legal aplicable a todas las etapas de la justicia penal, no hemos podido alcanzar a ver claramente esta renovación en la práctica, consideramos que existe una brecha muy amplia entre las promesas de cambio que se han hecho con el nuevo sistema y el día a día al que se enfrentan las víctimas, ofendidas, ofendidos, presuntas y presuntos responsables, así como los ya sentenciados”, Consuelo Morales, Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos.
Indicaron que esto es consecuencia de que no existe el Estado de derecho, pues prevalecen las violaciones al debido proceso, la impunidad y la corrupción, ya que en los órganos de procuración de justicia, poco se ha avanzado para implementar el nuevo sistema.
“Son retos tan grandes que si no los remontamos, simple y sencillamente no vamos a lograr vivir en un país con paz, porque la justicia es la puerta para la paz”, Mariclaire Acosta, Directora En México “Freedom House”.
Indicaron que la intención del nuevo sistema es positiva, pues busca agilizar la impartición de justicia y transparentar las decisiones de los jueces, con el fin de evitar que se condene a inocentes.
“Como un contrapeso y una forma de fiscalización efectiva y también de, porque no decirlo, legitimación del propio proceso al momento que tiene este esquema de publicidad”, Perla Gómez Gallardo, Presidenta CDHDF.
Advirtieron que a poco menos de dos años de que venza el plazo para que el sistema esté vigente en todo el país, falta mucho para que se cumpla con las expectativas generadas, es decir, agilizar la impartición de justicia, garantizar el equilibrio entre las partes y respetar los derechos humanos.
José Luis Guerra García