Constitución de Apatzingán, documento cuyos postulados viven hasta nuestros días
22/10/2014 Deja un comentario
La Constitución de Apatzingán es uno de los pilares del devenir constitucional en México.
Sus principales postulados estructuraron el Estado mexicano.
Del artículo segundo al quinto de este decreto constitucional se definió la soberanía.
Consistía en que la facultad de dictar leyes y establecer la forma de gobierno que más convenga a los intereses de la sociedad reside originariamente en el pueblo.
La soberanía no prescribía, era inenajenable e indivisible.
Es el primer texto normativo con vigencia en la historia nacional que contempló y buscó la protección de derechos humanos.
El capítulo quinto postulaba que la felicidad del pueblo y sus ciudadanos consistía en la igualdad, la seguridad, la propiedad y la libertad.
El artículo 30 establecía la presunción de inocencia, pues todo ciudadano se reputaba inocente, mientras no se declarara culpable.
Este punto es muy importante pues casi doscientos años después se recuperó este principio en el sistema judicial mexicano con la reforma constitucional de 2008.
El artículo 31, contemplaba el debido proceso, el texto original era: ninguno debe ser juzgado ni sentenciado sino después de haber sido oído legalmente.
Sentó las bases para la democracia con dos elementos.
Primero, la separación de poderes:
Las supremas autoridades de la América mexicana fueron:
El Supremo Congreso Mexicano, el Legislativo; el Supremo Gobierno, el Legislativo, y el Supremo Tribunal de Justicia, el Judicial.
Segundo, con un sistema electoral por parroquias, por partidos y por provincias.
De forma ejemplar, constituyó un tribunal de residencia, que aceptaba, en el periodo de un mes, las quejas contra funcionarios por cualquier forma de corrupción o delitos cometidos.
De ser culpables, este tribunal aplicaba sanciones ejemplares.
La Constitución de Apatzingán, un documento cuyos postulados viven hasta nuestros días.
Mario López Peña