Más gente así, como Vicente Leñero… Más necesario que nunca.
A pesar de haberse ido en un momento difícil para México, logró que su voz no se fuera con él.
“La conciencia de los mexicanos zozobra indignada y dolida ante el horror de la atrocidad que ha consumado la tragedia de Ayotzinapa, la conciencia de los mexicanos se levanta urgida de lucidez y de horizonte, y demanda una transformación radical que cambie la espiral desbocada de la barbarie… Al recordar la vida de Vicente Leñero en un momento así es ocasión de valorar el testimonio de su compromiso”, Luis de Tavira, Dramaturgo.
En homenaje en el Palacio de Bellas Artes, fue recordado como un combatiente de la censura, con el arma definitiva: la palabra.
“En repetidas ocasiones su teatro tuvo que dar memorables batallas contra la censura, siempre ganó y el teatro siguió adelante, en su triunfo quedó conjurado el autoritarismo y desde entonces el teatro ha caminado en libertad”.
Con el periodismo crítico, movió conciencias y con la dramaturgia, las creó.
“Periodismo y literatura, fueron los dos polos de la obsesión, de su búsqueda personal y afirmaba “para este oficiante de la literatura, lo importante es y ha sido por encima de todo, la experimentación… Sumó a su talento literario sus preocupaciones sociales, una voz respetada y firme que aportó mucho a México”, Rafael Tovar y de Teresa, Presidente CONACULTA.
Familiares, amigos y cientos de lectores montaron guardias de honor.
La obra de Vicente Leñero se desarrolló en la novela, teatro, cuento, crónica y guión cinematográfico.
Obtuvo diversos reconocimientos como el Premio Xavier Villaurrutia en el año 2000 y el Nacional de Ciencias y Artes en 2001.
En 2011 recibió la Medalla Bellas Artes.
Mario López Peña