El juicio a Jesús de Nazareth es el más conocido en occidente
02/04/2015 Deja un comentario
Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, como tercera instancia en su proceso, en la que se le exigió que ejecutara la decisión del tribunal del pueblo judío.
Sin embargo, Pilato no actuó, reabrió el juicio y lo interrogó, e incluso buscó una defensa absolutoria.
“A él no le simpatizaba de todo la acusación judía y trataba de asociarse con el acusado, pero ya en esos momentos Jesús se vuelve mutista, prácticamente no habla, no contesta, no se defiende y Pilato la única forma que encuentra de no entrarle al problema es otra declinación” José Elías Romero Apis, Presidente de la Academia Nacional A.C.
Llegó así, la segunda declinatoria de competencia en el juicio.
Roma podía ejecutar la sentencia siempre y cuando tuviera cierta congruencia con la Ley Romana.
Jesús de Nazaret fue acusado de blasfemia por haberse proclamado hijo de Dios y para los romanos eso no tenía ninguna importancia.
Con esto, fue puesto a disposición de Herodes, Rey de Judea, en la cuarta instancia.
“Después del interrogatorio que le hace considera que Jesús de Nazaret no es un blasfemo, y por ello que no es un delincuente, que es un locuaz, un locochón que piensa que es Dios y que proclama que es Dios y predica la tierra futura y el reino de los cielos que no tiene que ver nada con la realidad, que es lo que llamamos ahora como un inimputable, una gente fuera de sus cabales y que por lo tanto no es acreedor a la pena”.
Herodes emitió una resolución en el fondo absolutoria por inimputabilidad, pero con un error clave: no decretó la libertad de Jesús.
No quedó más que devolverlo a la potestad de Poncio Pilato.
Su segunda comparecencia ante Pilato, fue la quinta y última instancia.
“En donde después de un interrogatorio y de entrar ambos en una discusión más filosófica que jurídica, considera que no hay motivo para hacer algo, trata de atenuar la pena a ver si con eso se calman los acusadores, es cuando viene la resolución azotes, pero no quedan satisfechos, quieren la muerte y es cuando ya declina totalmente su competencia jurisdiccional, hagan lo que quieran”.
Tras eso, la decisión quedó en manos del tribunal del pueblo judío.
Mario López Peña