La violencia que genera el narcotráfico, el crimen organizado, los cacicazgos y grupos paramilitares han convertido a comunidades rurales de Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Chiapas en pueblos fantasma.
“La violencia e inseguridad aunque no es privativa del campo, afecta fuertemente a la población rural pobre y ha provocado desabasto de alimentos debido entre otras razones, al irregular funcionamiento de las tiendas de Diconsa poco surtidas y cerradas”, Clara Sánchez, Proyecto Desarrollo Rural Vicente Guerrero Tlaxcala.
En conferencia, representantes de organizaciones campesinas e indígenas denunciaron que este año, particularmente desde el mes de marzo, comenzó el despoblamiento forzoso de decenas de municipios en la República Mexicana.
Tan solo en 15 comunidades de la Sierra de Petatlán Guerrero, de las 134 familias que vivían a principios de 2011, hoy solo quedan 49, es decir, el 64.5 por ciento ha abandonado sus lugares de origen.
“Corresponde al estado mexicano garantizar la seguridad de todas estas personas, es una responsabilidad del estado de la cual no puede desentenderse”, José Rosario Marroquín, Dir. Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro.
Demandaron a los gobiernos federal, estatal y municipal a que asumen su responsabilidad y detengan la violencia en el país, por medio de estrategias que no sean bélicas, y sí de inclusión de propuestas ciudadanas.