El factor económico ha sido esencial, para determinar el éxito o fracaso de la democracia.
Modelo que pareciera hacer agua en América Latina, afirmó el ex presidente de Bolivia, Carlos Mesa.
Porque solo ha servido para beneficiar a pequeñas élites, ligadas a los partidos políticos.
“Podría y de hecho es una realidad, decir que en efecto, los partidos políticos han perdido credibilidad, podría decir que en efecto, los partidos políticos, han construido circuitos que marcan élites políticas, económicas y sociales, pequeñas, que controlan el poder total, que distribuyen ese poder y que se alternan en el poder, aún, con la formalidad de la diferencia ideológica entre unos y otros”.
Ello, ha propiciado que se registren casos como los de Venezuela o Bolivia, en donde sus poblaciones se identifican más con sus líderes, gracias a los apoyos que reciben del gobierno.
“Referidas por ejemplo a los bonos, a las transferencias condicionadas a una política social referida a la alfabetización, referida al soporte en proyectos o programas de salud de las personas”.
Durante el Tercer Foro Democracia Latinoamericana, se afirmó que el modelo, sigue registrando un enorme déficit, ya que sus beneficios no han permeado en lo económico y social.
“Para el año 2010, según datos de la CEPAL 177 millones de las cuales 77 millones tenían la calidad de indigentes, el 40 por ciento de la población con ingresos bajos concentra en promedio el 15 por ciento total del ingreso”, Flavio Freidenberg, Instituto Universitario de Iberoamérica, Universidad de Salamanca, España.
“Y cuando estamos cuestionando a los estados, es porque los estados han sido incapaces de resolver las desigualdades, la discriminación y el racismo, especialmente en donde los países, somos mayoritariamente indígenas”, Otilia Lux de Cotí, Directora Ejecutiva del Foro Internacional de Mujeres Indígenas.
Para que exista democracia plena, dijeron, es necesario que haya igualdad y justicia, en las naciones del continente.
José Luis Guerra García