“Hay que decir que los pueblos prehispánicos que habitaron el territorio que actualmente es México, tuvieron un profundo y continuo culto a los antepasados y que este se manifiesta de distintas formas, en el tratamiento que se le daba al cuerpo al morir, en las ofrendas que se hacían en el entierro para que los difuntos pudieran hacer su viaje por el inframundo”, Berenice Alcántara, Inv. Instituto Investigaciones Históricas UNAM.
Un inframundo que de acuerdo con especialistas, es el espacio que está de nuestros pies hacia el interior de la tierra.
El Día de Muertos, una celebración de origen prehispánico, que honra a los difuntos el 2 de noviembre y que coincide con las celebraciones católicas del Día de los Fieles Difuntos y de todos los Santos.
“Permanece la idea de hacer ofrendas de flores, de copal, de aromas, de esencias de la comida a los difuntos”.
Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca.
Rituales que conmemoran la vida de los ancestros y que se realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil años.
Una era en la que se conservaban cráneos como trofeos y que los mostraban durante los rituales que simbolizaban la muerte, pero también, el renacimiento.
Las creencias en torno a la muerte han desarrollado toda una serie de ritos y tradiciones, ya sea para venerarla, honrarla, alejarla e incluso burlarse de ella.
“Todas las culturas en la humanidad y las culturas antiguas han creído que hay una parte del ser humano que permanece después de la muerte”.
México prehispánico en el que destaca la elaboración de instrumentos musicales de barro, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras.
Pese a que se ha convertido en un símbolo nacional, esta celebración no es propia de los mexicanos.
Existen familias que están más apegadas al Día de todos los Santos, como se hace en otros países; y otras en las que existe una fuerte influencia de Estados Unidos, con el Halloween, que es la víspera de todos los santos.
Oscar González