En 2008, el gobierno mexicano hizo un homenaje a Carlos Fuentes

En el 2008, el gobierno mexicano hizo un homenaje a su insigne escritor.

Ahí, Carlos Fuentes describió lo que para él significó la literatura y pidió un favor a los jóvenes.                              

“Nos une acaso la exigencia crítica de la escritura, crítica no como adversidad o negación solamente sino crítica como creación de un mundo paralelo a la realidad cotidiana, crítica como llamado de una realidad olvidada o potencial, aquí estoy me llamo Alonso Quijano, recuérdenme mi nombre es Hamlet, no me juzguen son Madame Bovary, imagínenme soy “Sophie’s Choice”. Crítica como advertencia de que hay más cosas en el cielo y en la tierra. Horacio relacionados en tu filosofía, crítica como insatisfacción con lo dado y como interrogante con lo recibido, crítica como conocimiento de la realidad que desborda la experiencia o aún no la alcanza, denuncia, pero no renuncia, modesta crítica, soberbia crítica, limitada y limitante crítica y crítica interna de la propia literatura, la literatura es autónoma o producto de la historia, la literatura es experiencia moral aún cuando se nutra del mal y lo represente, qué tan bueno es el príncipe Mishkin, qué tan malo el asesino Raskolnikov, la literatura crea, refleja, imagina, juzga, une o separa, en todo caso una vieja tradición indica que los viejos damos lecciones a los jóvenes, yo quisiera que los jóvenes me dieran lecciones a mí, ellos verán un mundo que yo ya no veré”.

Carlos Fuentes, patrimonio, no sólo de México, sino del mundo

“La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte. Sabemos que un día vendrá, pero nunca sabemos lo que es”. Carlos Fuentes.

Así se expresaba él de la muerte.

El escritor mexicano más importante, desde el deceso de otro grande, Octavio Paz.

El creador de la obra prolífica más importante de México.

Carlos Fuentes, patrimonio, no sólo de México, sino del mundo.

A los 83 años, en la Ciudad de México, una complicación en una úlcera, nos arrebató al mexicano más universal de los últimos años.

Esencial por sus críticas, por su franqueza, por su visión de la actualidad nacional e internacional, por su grandeza.

En lo que sería su última entrevista, a principios de mayo de este año, en Buenos Aires, Argentina, y publicada horas antes de su muerte en el periódico español, “El País”, Carlos Fuentes le explicó al reportero Francisco Peregil las razones por las que seguía viviendo:

Me levanto por la mañana y a las siete y ocho estoy escribiendo. Ya tengo mis notas y ya empiezo. Así que entre mis libros, mi mujer, mis amigos y mis amores, ya tengo bastantes razones para seguir viviendo”.

Por esa razón se entienden sus 58 años de trayectoria literaria universal.

A sus 26 años, en 1954, publicó su primer libro, un volumen de cuentos titulado “Los días enmascarados”

Cuatro años después, en 1958, vendría uno de sus libros más emblemáticos, “La región más transparente”.

Carlos Fuentes nació en Panamá el 11 de noviembre de 1928.

Se graduó en Derecho, en la UNAM y en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra.

Durante su carrera combinó la política con la literatura.

De 1972 a 1976 fue Embajador de México en Francia.

Considerado el fundador de la novela modernista en México, publicó setenta novelas y libros de ensayos, entre los que destacan «La región más transparente»,La muerte de Artemio Cruz”, “Aura”, «Las buenas conciencias», «El naranjo», «Gringo viejo», «La silla del águila», «Todas las familias felices» y «La voluntad y la fortuna».

Entre sus múltiples reconocimientos destacan:

El “Rómulo Gallegos” en 1977, el Premio Internacional Alfonso Reyes, en 1979, el Nacional de Literatura de México, en 1984, el Premio Cervantes en 1987, el Príncipe de Asturias en 1994, el Premio de la Real Academia Española de Creación Literaria en 2004,  la Gran Cruz de la Orden de Isabel La Católica en 2009 y el Premio Formentor de las Letras en Reconocimiento a toda su obra, en 2011, entre otros.

Fue nombrado Miembro Honorario de la Academia Mexicana de la Lengua en agosto de 2001.

Un día antes de su muerte, la Universidad de las Islas Baleares, en España, lo nombró Doctor Honoris Causa.

Carlos Fuentes fue escritor hasta el último día de su vida.

Este 15 de mayo, en el periódico Reforma publicó su última columna titulada “Viva el socialismo. Pero…” 

El escritor mexicano termina su columna con una preocupación que vino expresando en los últimos días y dice textual:

Nota mexicana.- Me preocupa e impacienta que estos grandes temas de la actualidad, (se refiere a una reforma social por la calidad del trabajo, remuneración salarial y descentralización administrativa) estén fuera del debate de los candidatos a la presidencia de México, dedicados a encontrarse defectos unos a otros y dejar de lado la agenda del porvenir…

Carlos Fuentes había terminado ya su libro “Federico en su balcón” y estaba escribiendo “ El baile del centenario”.

A sus 83 años, explicó, que tener siempre un proyecto pendiente, era su sistema de juventud.

Francisco Barradas Ricardez

Recibe José Emilio Pacheco el Premio Alfonso Reyes

La honestidad de un alma, que humilde, sencilla, nos toma, nos fortalece, palabra a palabra, con y para las batallas.

“Pertenezco a otra época en que uno sólo se adiestraba para escribir y me ha costado mucho esfuerzo el intento de adaptarme a las nuevas circunstancias. No sé desplazarme entre los medios, hablar en la radio y mucho menos salir en televisión”, José Emilio Pacheco, Escritor.

En conferencia magistral, luego de recibir el Premio Alfonso Reyes del Colegio de México, José Emilio Pacheco, insigne escritor y poeta, nos acercó a su visión sobre “Las batallas en el desierto a 30 años de distancia”.

“Se trata de un libro que desde hace años ya no me pertenece. No lo he hecho yo sino sus lectores—me imagino que se trata sobre todo de lectoras—por tanto me parece de una arrogancia suprema hablar de este libro como si de verdad yo fuera su autor y hubiese podido planear su único e irrepetible destino”.

De la célebre novela breve, pieza fundamental de su vasta obra, refirió el origen tan humano, por Mariana, una Mariana siempre imposible.

“Se me ocurrió citar una frase de Graham Greene en el sentido de que los auténticos amores desdichados son los amores de los niños y los ancianos porque no tienen ninguna esperanza. De esa frase brotó el libro entero, se me ocurrió de principio a fin toda la historia que no es para nada autobiográfica, como muchos creen”.

Ante cientos de sus lectores, en el Colegio de México recordó experiencias, anécdotas, explicó, dio vida: confirmó la razón del Premio Alfonso Reyes, por su invaluable contribución a las humanidades y a la cultura hispanoamericana.

“Nadie sabe  el destino de los libros ni de sus pobres autores. Sólo podemos decir que la lectura es, como se decía antes de que existieran los celulares, un intercambio de persona a persona. A pesar de todos los estudios nadie sabe de dónde sale una obra”.

José Emilio Pacheco,  honesto, franco, cercano, tomándonos y dándonos fuerza, palabra a palabra, con y para las batallas.

“¿Considera usted que ya es un clásico y que Las batallas en el desierto seguirán cien años? Les respondo que no considero para nada un clásico, sino alguien que a esta edad y como decía Borges, sigue aprendiendo, no me trevo a hacer profecías ni siquiera para mañana viernes, he visto que la única predicción infalible, que jamás falla, es decir lo que va a pasar, siempre es lo que menos esperábamos”.

Mario López Peña