El registro de patentes en México es un proceso largo y complejo, que puede llevar hasta 4 años, pero que garantiza a los inventores, la protección y explotación en exclusiva de sus creaciones hasta por 20 años.
Sin embargo, hoy de las cerca de 15 mil solicitudes de patentes que se presentan anualmente en el país, solo el 5 por ciento son realizadas por mexicanos y de ellas, solo el 2.5 por ciento son otorgadas.
“Después de este, de este esquema de un procedimiento administrativo, hay que ver los beneficios que otorga una patente y esto son que a su titular, una vez que obtiene su monopolio, el tiene la facultad o el derecho de prohibir a terceras personas que fabriquen usen, vendan, ofrezcan o importen su producto o proceso protegido”, Alfredo Rendón, Director General Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial IMPI.
Este poco interés, es producto del escaso apoyo que se da a la investigación, lo que coloca a México, en el lugar 66 en materia de competitividad y 86 en innovación, según estudios del Foro Económico Mundial.
“Por ejemplo aquí se ve la dependencia, nuestro país es un país altamente dependiente del conocimiento que se genera en el exterior, pero lo que es más preocupante es que nuestra dependencia tecnológica es creciente, cada vez somos más dependientes, todavía no compromete la balanza de ingresos-egresos en nuestro país”, Juan Pedro Laclette, Academia Mexicana de Ciencias.
Hoy el 27 por ciento de las tecnologías que se utilizan en el país, provienen del exterior. Se considera que el bajo nivel de registro de patentes es producto de la falta de interés del sector empresarial para apoyar desarrollos tecnológicos propios y a que en la mayoría de los casos, los investigadores están más interesados en publicar sus aportes científicos que en proteger sus creaciones.
En la actualidad, la mayoría de solicitudes de registro de patentes son realizadas por empresas y en menor medida por las universidades.
Ante este panorama, se requiere impulsar políticas públicas, que incentiven las actividades de innovación y en consecuencia, el desarrollo de tecnologías propias.
José Luis Guerra García