Luego de que diputados aprobaron en la Ley de Ingresos una reducción del IEPS de 50 % a bebidas azucaradas, organizaciones y senadores llamaron a la Comisión de Hacienda de la Cámara Alta, a revertirlo.
Y es que, en un país con los más altos niveles de sobrepeso y obesidad infantil, se requieren políticas de fomento a la salud.
Por lo que propusieron que se incremente 2 pesos más las bebidas que contengan al menos 5 gramos de azúcares añadidos por cada 100 mililitros.
“La propia Organización Mundial de la Salud establece que el impuesto no debería ser menor al 20 %, es decir, 2 pesos por litro, ya estábamos a la mitad”, Zoé Robledo, Senador del PRD.
“No podemos arriesgar a que sean todavía más baratos para que aumente el volumen y tengamos a niños adictos al azúcar que luego seguirán consumiendo productos con cada vez más gramos y gramos de azúcar”, Maki Ortiz, Senador del PRD.
“Me opongo a retroceder que en una medida que ya habíamos avanzado en que a través del impuesto, a través del IEPS a las bebidas edulcoradas, edulcorantes con alto valor calórico”, Salvador López Brito, Senador del PAN.
Y denunciaron que las refresqueras en México emprendieron un intenso cabildeo con diputados y senadores para echar por tierra el impuesto especial.
“Un impuesto que se proyecta que genera alrededor de 20 mil millones de pesos para el presente ejercicio fiscal pues no está teniendo la utilización, la contundencia y la canalización que se busca para esta visión de política integral”, Armando Ríos Píter, Senador del PRD.
“El problema es tan complejo que todos estos productos que estas empresas dirigen a los niños pequeños, esas mini botellitas tienen menos azúcar, pero son mucho más dulces porque junto con el azúcar le añaden, aspartame, le añaden Stevia para generar un hábito de por vida”, Alejandro Calvillo, Alianza por la Salud Alimentaria.
Reiteraron que la reducción de impuestos a bebidas azucaradas impactaría directamente en la salud de miles de niños y niñas y por el contrario no se ha cumplido con la instalación de 40 mil bebederos en las escuelas.
Martha Rodríguez