Enrique ha pasado 20 años de su vida fumando.
Reconoce que es un mal hábito aprendido de su propio padre.
“Pues es terrible pero crecí con el cigarro, con mi papá, con mis hermanos, con mis tíos, pues era muy habitual y yo creo que pensándolo, uno se engancha se vuelve uno dependiente del cigarro, es muy difícil dejarlo”, Enrique Jiménez, Fumador.
Cuando nacieron sus hijos, por obligación más que por convicción, olvidó por dos años el tabaco, pero no pudo más y recayó.
“A veces uno no se concibe sin el cigarro no, y más en un lugar público me salgo, no puedo fumar en mi oficina no, para respetar las normas”.
Ahora, tiene miedo que sus hijos sigan el mismo camino.
“Claro, es como conductas aprendidas, digo uno le comunica a los hijos a lo mejor mensajes erróneos”.
Afortunadamente nunca ha padecido presión alta, pero no descarta llegar a pagar la factura por fumar.
“Yo creo que llegará el momento que algo va a suceder, yo creo que será muy tarde para arrepentirse”.
Cada 31 de mayo la Organización Mundial de la Salud celebra el Día Mundial sin Tabaco, cuyo objetivo es advertir los riesgos de su consumo para la salud.
En el Hospital General de México, el Secretario de Salud Salomón Chertorivski confió en que para 2030, México sea un país libre de humo de tabaco.
“Y quizá muy inteligente aunque por lo visto a veces funciona la frase del gran escritor alemán Goethe, cuando dijo que aquel que fumaba era un tonto o algo más fuerte pero aquí no se puede decir su nombre”.
Tras la hipertensión, el tabaquismo es la segunda causa mundial de muerte, y es responsable del fallecimiento de uno de cada diez adultos.
Oscar González